CUENCA DEL NALÓN/BLADE RUNNER: año
2019
Al principio fueron los chamizos y luego llegó la Duro. Era el
comienzo de la cultura minera en Les
Etelvines para finalizar 150 años después con el cierre del pozo Carrio. Durante años la cuenca
asentó población y atrajo mano de obra foránea y en ese tránsito hubo
fotógrafos que dejaron su impronta, el más conocido hoy Valentín Vega, también
Mario Pascual y Eladio, sin olvidar a Cavite y Ortega. Ahora es Roberto Pato
(R.P.) quien nos muestra una visión plagada de colores, sobre todo de negritud
incontrolada pero también de rojos de ira, verdes de llanto y azules de
cobalto. Son destellos que van recreando imágenes con puertas derruidas,
castilletes desvaídos, chimeneas resumidas en jeringas de ilusiones vanas, escuelas
de negocios imposibles o modas de ida y vuelta. Pero sobre todo graffitis de atraganto que muestran
viejas revoluciones y un Gernika desvaído, hasta darse de
bruces con los coches de alta gama ocultando los gritos solidarios de los muros.
Y como tótem el martillo del picador de carbón hecho escultura como símbolo
épico y ético. El autor recupera así la vieja forma de entender el oficio a
través de arquitecturas sin una exhibición del individuo que pueda robarle a la
imagen parte del espíritu que busca: la derrota solemne, los restos del
naufragio, pero desde esa “veracidad” de la fotografía que para Susan Sontag
era la mejor forma de combatir la ignorancia y desenmascarar la hipocresía. Y
final con Blade Runner. Una sola foto simboliza toda la exposición
remitiéndonos a la película rodada en 1982 por Ridley Scott, una historia
futurista, ¡Oh casualidad! (¿o es causalidad?) que transcurre en el año 2019;
es decir, en el aquí y ahora de la cuenca del Nalón. Y ahí comienza el debate
propuesto por R.P.
4 comentarios:
Una imagen que entra por los ojos y que de inmediato rompe en el alma arañando todo aquello que toca en su deambular por el mundo de las emociones. Un grafiti que avisa y en el resto de la superficie de la imagen, una visión un tanto apocalíptica de lo que parece un pueblo. Me gusta mucho. Un abrazo.
Una gran exposición que retrata perfectamente la decadencia de éstas cuencas mineras.
Salud amigo..
Esperando con ansia para verla. Mucho éxito. Saludos cazurros
Enhorabuena, Roberto! Trataré de pasar a visitarla. Los que hemos seguido tu trabajo en este blog sabemos lo que nos podemos encontrar: imágenes de un silencio atronador, vestigios que vibran todavía como si acabaran de salir, no de la realidad sino de tu propia cámara.
Mi entrada de hoy también, casualmente, se ambienta en el deterioro, aunque ya sabemos que las casualidades siempre tienen una causa conocida o desconocida.
Un fuerte abrazo
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