27 de abril de 2009





La notificación para abandonar la casa llegó hace muchos años, sin embargo el armario del baño parece que sigue esperando el regreso de sus dueños. Un regreso que se antoja difícil, pero ahí está la laca que ayudó a la mujer a mantener cardados imposibles, la fragancia Brummel para los domingos de misa y vermú, las maquinillas Bic de usar y tirar, o los polvos de talco. Como en un buen armario de baño no falta el bote de bicarbonato o el desodorante de Nivea. En la parte más alta aquellos que guardan extrañas pócimas, para cumplir con la norma: no dejar al alcance de los niños. Sin embargo me desconcertó el frasco de cuajo: estaba solo en el alféizar, sin duda fuera de lugar.



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4 comentarios:

Luis Calle dijo...

Pero dónde carajo te metes? ... hay que ver las escursiones que te montas ultimamente y lo observador y sicólogo que eres. Deberías acompañarte de Carvahllo o algún invistigador privado. Seguro que disfrutaría a tu lado, claro que la foto, fuera de este sentido "documentalista" no me dice nada.
Un saludo

Unknown dijo...

Buen trabajo, a mi estas fotos si me dicen mucho

C.P. dijo...

Hay que tener cuajo para esas incursiones en lo profundo de la ruina, por eso el bote, y sé de lo que hablo

Casía dijo...

pues sí miramos sin ver ese es el problema de esta sociedad